sábado, 10 de mayo de 2014

P. Chifri, el buen pastor cuidó de sus ovejas

Sigfrido Moroder, o mejor conocido en la quebrada como P. Chifri, soñó con cambiar la realidad de todos la quebradeños, y darles una dignidad de hijos de Dios. Es así que él comenzó su predicación pueblo por pueblo, buscando unir a las comunidades, viviendo como padre, hijo, hermano y amigo de cada uno de ellos.
  Luego de muchos años de trabajo en la quebrada, fue premiado por Canal 13 con el premio "Abanderado solidario". Una amiga de él de Buenos Aires presentó la vida y el trabajo del "Padrecito" en la Quebrada del Toro, y salió ganador, otorgándole una suma importante de dinero para la obra y una difusión interesante de la Fundación Alfarcito en los medios.
  También ganó un premio de Coca Cola, logrando que la empresa construya una represa de agua que generaría la posibilidad de entregar agua potabilizada a la gente de los cerros. Este premio también generó el interés de distintas empresas relacionadas a la Responsabilidad Social empresarial, y al aporte que pudieran hacer por la Fundación.
  Una de las frases que más se escuchaba varios años atrás en la quebrada era: "recibí la visita del padrecito". Caminó muchísimo en busca de sus ovejas, predicando el evangelio, haciendo compañía, buscando las necesidades de tanta gente olvidada. Luego de su terrible accidente, que casi lo dejó cuadriplejico, nunca pensó su gente que podría recuperarse y aparecerse por sus pagos en un cuatriciclo rojo que él llamó "el burro rojo". Nada ni nadie permitió que dejara de visitar y cuidar a sus ovejas. Una oración que escribió en el sábado santo del 2001 refleja lo que fue su vida en la Quebrada del Toro.



                                                              "Me confieso hijo del cielo. 
            Renacido de lo alto, barro atravesado por la luz. 
Reflejando una claridad de la que no soy dueño; como la luna. 
A veces más, a veces menos, siempre iluminando.

 Me confieso hijo del dueño de la creación. 
La he gozado, la he bebido, y la agradezco. 
Gracias por la belleza que bebí contemplando las montañas. 
Gracias por haber puesto en mí el anhelo de trepar a las alturas. 

Me confieso próximo. 
He estado con mis hermanos, busqué la cercanía y aposté al amor. 
Fui prójimo. Toqué la miseria y el dolor. 
Me acerqué al hermano herido, lastimado y mutilado. 
Hice silencio y callé frente al misterio. Recé. 

Por tu gracia, Dios, fui bastón, fortaleza, paciencia y lucha. 
También ánimo y esperanza. Fe inquebrantable. 
Contra toda esperanza. Traté de vivir la Palabra, hacerla carne. 
Al límite de la nitidez y el brillo. La exigencia cruda y sin tregua sobrevino a mi vida; sobrenatural o angélica, de Dios o maléfica, sobrevino. 

Hoy camino. Soy mas hermano. También más humano. 
Espero, mas cristiano. 
Busco el amor, y el bien. También la paz. 
Me gusta el Sol. Espero la vida".


El P. Chifri falleció de un paro cardíaco el 23 de noviembre de 2011. Hoy, la Fundación Alfarcito trabaja día a día siguiendo los valores y la misión que él quiso cumplir, que la Quebrada del Toro sea un lugar de dignidad para todos, con trabajo y las mismas posibilidades que cualquier salteño. Hoy, estamos cumpliendo con mucho esfuerzo el legado que él nos dejó.



Un sueño: Crecer con educación - Alfarcito, Quebrada del Toro, Salta

  Las escuelas de la Quebrada del toro eran solamente primarias, y plurigrado. Los chicos de Primer a Tercer grado compartían el mismo aula, al igual que los alumnos de Cuarto a Septimo. Al llegar al último año del primario, con un nivel básico de educación, para seguir los estudios debían aventurarse a la ciudad. A partir de ahí, solos, debían forjar su destino. El desarraigo era muy grande, el sufrimiento de vivir sin la familia y en un contexto totalmente distinto los ponía muy tristes. Un 90 % disertaba y volvía a su casa, a vivir de la siembra y el ganado.
  Cuando llegó el sacerdote, una de las primeras observaciones que realizó, era la importancia de los maestros o directores de las escuelitas, como líderes de una comunidad. Con 18 escuelas primarias en todo el cerro, a través de ellos fue que comenzó a unir a las distintas comunidades de la Quebrada del Toro.
  Así fue, que luego de insistir a sus amigos más cercanos con crear la Fundación Alfarcito y el centro de artesanos, un día soñó con la edificación del primer Colegio Secundario "Albergue" de Montaña. Sería una construcción ecológica, con paneles solares y muros trombe (arquitectura muy antigua, piedras pintadas de negro y un vidrio delante, en orientación al sol. Absorven calor durante el día, liberándolo a la noche, simulando una calefacción). Con una arquitecta muy joven, amiga de la parroquia, comenzó con el diseño de los planos que harían realidad su sueño.
  Gran sorpresa se llevó la comunidad, al ver que se hacía un gran esfuerzo por la educación de los niños. Muchos corazones se pusieron a trabajar, siempre en pos de hacer el bien, buscando que los chicos pudieran hacer el Colegio Secundario, y así tener la libertad de poder elegir que profesión seguir en su vida.
  El estado no apoyó desde el comienzo la construcción del Colegio Secundario, observando la dificultad de proveer de profesores pagos y que puedan asistir asiduamente, debido a las lejanías con respecto a la capital. Los días de lluvia, era imposible llegar hasta Alfarcito, ya que los ríos de montaña crecían tanto que cortaban la ruta de acceso a la quebrada. Tampoco comprendían la estructura que quería crear el "padrecito", con muchos jóvenes en el colegio viviendo toda la semana, y permitiendo las salidas a sus casas de aquellos que vivían más cerca, dejando a los demás alumnos pupilos de lunes a lunes, haciendo actividades recreativas el fin de semana, pero siempre cuidando su educación y acompañando el crecimiento de cada uno.
   Luego de muchas conversaciones y propuestas de la Fundación, el gobernador de turno permitió establecer un equipo de profesores secundarios que viajen y, que algunos hasta podían quedarse en el albergue con los alumnos durante la semana, o mitad de semana, para que no tengan que viajar muchas veces en pocos días. El colegio logró un gran compromiso de parte de los profesores, que con mucho esfuerzo, dejaban la comodidad de la ciudad para encontrarse con una realidad muy dura, la de la integridad de los chicos con una educación y exigencia mucho mayor que la obtenida en el primario.
  El programa currícular constaba de 4 especializaciones durante los 5 años de colegio. El turismo, la construcción bioclimática, la agricultura en altura y las artesanías. Los alumnos eligen en cuarto año lo que quieren seguir, y se les enseña oficios y se los acompaña en el aprendizaje. Este año egresa la primer camada de alumnos, por lo que a fin de año tendremos a los primeros "profesionales" de cada oficio.
   En enero del año pasado, los voluntarios de Buenos Aires construimos una "Eco-Huasi" con basura y arena dentro de botellas de plástico y también el uso de adobe, siendo el primer objetivo concientizar a los quebradeños de cuidar el medio ambiente. Además, sirvió para crear la primer oficina de turismo para los alumnos que egresarán este año.
  El 2014 es un nuevo desafío para los directivos y voluntarios de Fundación Alfarcito, ya que estamos trabajando en el "Programa arraigo". Todo el trabajo de estos años sirvió para afianzar a los alumnos en el Colegio Secundario, dándoles la posibilidad de soñar con elegir el camino que ellos quieren, permitiéndoles crecer en su vocación, en lo que quieren ser. Es así, que estamos buscando incansablemente distintas acciones que puedan realizar los futuros egresados para que trabajen sin dejar el cerro, viviendo en la quebrada y junto a su familia, siempre priorizando la elección del alumno.




lunes, 5 de mayo de 2014

Cuestión de dignidad - Alfarcito, Quebrada del toro, Salta

Una tarde de sol, a 2.900 metros de altura, el Padre Chifri veía como una familia quemaba madera de cardón para prender un fuego que pudiera asar un chivito. Le sorprendió observar esa materia prima tan rica quemada de esa forma. Consultó a los "quebradeños" si sabían que de esa madera podían surgir muchísimas creaciones. La gente ignorante, solo la habían usado para prender fuego o acumular basura en el cerro.
  El sacerdote bajó a la ciudad al día siguiente, y comenzó con la búsqueda de algunos misioneros que años anteriores habían visitado las casas de estas humildes personas. Encontró en su parroquia a diferentes mujeres que solían ir a charlar con ellos, y así se enteró de la poca dignidad que le regalaban las personas de la ciudad. 
  Esta gente vivía del trueque hasta el año 2.000, siendo siempre desfavorecidos en el intercambio. Ellos cosechan papa andina, maíz, habas, y era de las pocas cosas que podían cambiar por algún kilo de yerba, algo de leche, o alguna necesidad primaria del kiosco o supermercado del pueblo más cercano. Así fue que comenzó a pensar alguna manera de poder enseñar a la gente de los cerros a cosechar en mayor cantidad, a poder llegar a los supermercados de la ciudad, o también, con la madera de cardón, a crear artesanías y venderlas en la quebrada. 
  Junto a algunas personas que lo acompañaban en su parroquia de Rosario de Lerma, comenzó a enseñar distintos oficios que sirvieran para el cerro. El más concurrido y aceptado por la gente fueron las artesanías, que con la materia prima anteriormente nombrada, esparcido por toda la zona, podían hacerse muchas y de distintos tamaños. 
  En el año 2002, el "curita" creó la expo-cerros, queriendo demostrarle a la ciudad que el cerro estaba vivo, que había gente trabajando por su dignidad y una vida más plena. En esta exposición, Chifri pidió  a las distintas personas que venían aprendiendo a realizar las artesanías, que presentarán una creación por hijo que tenían. Esto gustó mucho y el "padrecito" supo que iba por el camino correcto. 
    En los años siguientes las exposiciones continuaron, el trabajo de los "quebradeños" se dio a conocer aún más, y fue muy valorado turísticamente. Pero Sigfrido Moroder se dio cuenta que la gente no podía vivir de una exposición al año, y quiso soñar en grande. Su primer idea fue "Fundación Alfarcito", una organización que una voluntades. El lema fue: "Nos une el anhelo de hacer el bien". Él quería que los "porteños" y "salteños" aporten a la causa y así poder crear un centro de artesanos. La idea era enseñar a los artesanos a hacer creaciones con lana de llama y oveja, sumado a las artesanías de cardón. Todo esto, poder venderlo a los turistas que pasan por la ruta que une a Salta con San Antonio de los Cobres. 
   Él pensaba, que si muchos donaban para ayudar a la causa, la fundación podía vivir de los donantes y no de los artesanos; por lo cual, toda la venta era para los artesanos. Se creó el centro artesanal, y los terceros sábados de mes se presentaban con sus artesanías, las dejaban y llenaban una tarjeta que marcaba quien era el dueño de la artesanía, que era, que precio ponía y de donde era. Así, en el mes siguiente, podía recaudar el 100% de su ganancia. 
  Así, el turismo se encontraba con un Centro de Artesanías en el medio de la Quebrada del Toro, y los visitantes entraban a llevarse los productos, y devolvían, sin saberlo en su totalidad, la dignidad de muchísima gente que con esfuerzo, trabajaba para darle de comer a su familia.